El principal objetivo que persigue la implementación de una zona de bajas emisiones (ZBE) es la reducción de emisiones de los contaminantes generados por el tráfico rodado mediante la renovación y ambientalización del parque de vehículos más antiguo y la promoción de formas de movilidad más sostenibles y activas.
La reducción de estas emisiones permite, a largo plazo, conseguir una reducción de la contaminación del aire. Sin embargo, esta relación no es determinante al 100 %, ya que las concentraciones de partículas en las zonas urbanas también dependen de otras fuentes de emisión (calefacciones, actividad industrial…) y varían significativamente según las condiciones meteorológicas.

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